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Bicicleta de montaña en invierno: cuando el barro se convierte en tu enemigo | Beback

Dos bicicletas frente a una motanaña nevada y terreno nevado.

Hola, soy Enric Carrasco, y si hay algo que disfruto durante todo el año, es la bicicleta de montaña. Sin embargo, después de varias experiencias complicadas este invierno, pensé que ya lo había visto todo. Pero, claro, siempre hay una lección más por aprender cuando se trata de la naturaleza en invierno. Esta vez, fue una ruta en bicicleta de montaña la que me dejó con un sabor agridulce.

La bicileta de montaña es mi pasión

Este tercer post seguira explicando las importantes enseñanzas, las cuales han mejorado mi habilidad para moverme con más confianza y seguridad en la naturaleza. Te dejamos aquí el link a la anterior anecdota que añadira contexto al tema. Practicar deportes al aire libre es una actividad apasionante, pero también conlleva riesgos. Por eso, mantente al tanto de Beback y no te pierdas los próximos posts para seguir estas anécdotas y aprender de ellas.

El barro se convierte en mi enemigo

Era un día de enero, frío pero soleado. Después de las lluvias de los días anteriores, el terreno parecía estar seco en su mayor parte, y tenía muchas ganas de salir a dar una vuelta con mi bicicleta. Mi plan era recorrer un sendero que conocía bien en el Parque Natural del Garraf, cerca de Barcelona. Sabía que algunas zonas estarían un poco húmedas, pero confiaba en que el sol haría su trabajo y el camino estaría en buenas condiciones.

El inicio fue prometedor. La brisa fría en la cara y el sol en el horizonte me hicieron sentir optimista. Avanzaba a buen ritmo, disfrutando del paisaje invernal y de la tranquilidad del entorno. A medida que subía por las primeras colinas, noté que el terreno estaba algo más blando de lo que esperaba, pero nada que impidiera el avance. De hecho, la bici parecía ir bastante bien sobre la tierra mojada.

Sin embargo, la situación cambió bruscamente cuando llegué a una parte más baja del recorrido, donde el terreno era más arcilloso. Lo que había sido un paseo tranquilo comenzó a volverse un auténtico desafío. El barro se pegaba a las ruedas como si fueran ventosas, ralentizando mi avance y haciendo que cada pedaleo fuera un esfuerzo mayor. Traté de mantener el equilibrio, pero las ruedas patinaban sin control, lo que me hizo perder tracción varias veces.

En cuestión de minutos, mi bicicleta y yo estábamos cubiertos de barro. El peso extra en las ruedas las hacía casi imposibles de mover, y cada vez que intentaba acelerar, terminaba con el pie en el suelo para no caer. Mis piernas comenzaban a sentir el cansancio de pedalear sin avanzar, y mi confianza se desmoronaba a medida que el barro me iba ganando la batalla.

Llegó un punto en el que tuve que parar por completo. Bajé de la bici y, con esfuerzo, traté de limpiar un poco las ruedas para continuar. Sabía que no podía seguir mucho más en esas condiciones, así que decidí regresar. El camino de vuelta fue igual de complicado, pero con la experiencia reciente de cómo gestionar el terreno resbaladizo, logré mantenerme sobre la bicicleta la mayor parte del tiempo.

Cuando finalmente llegué al punto de inicio, estaba agotado. No había cubierto ni la mitad del recorrido planeado, y mi bicicleta parecía más una escultura de barro que un vehículo. Sin embargo, más allá de la frustración, me quedó claro que el invierno tiene sus propias reglas, y que incluso actividades que dominamos pueden volverse impredecibles.

Dos personas haceindo descenso en terreno montañoso

Conclusiones y consejos:

  1. Elige bien tus rutas en invierno. No todas las rutas de bicicleta de montaña son adecuadas para esta estación. Infórmate sobre las condiciones del terreno y el clima antes de salir.
  2. El barro es un adversario formidable. Si ha llovido recientemente, prepárate para encontrar barro en zonas bajas y arcillosas. Considera evitar esas áreas o tener un plan alternativo si las cosas se complican.
  3. Lleva siempre el equipo adecuado. Una bicicleta bien mantenida y adaptada al invierno, con neumáticos que ofrezcan buen agarre en condiciones de barro o hielo, es esencial. Además, llevar una herramienta para limpiar las ruedas puede ser muy útil.
  4. Escucha a tu cuerpo y a la naturaleza. Si el terreno o las condiciones te superan, no dudes en dar la vuelta o detenerte. No vale la pena arriesgar una caída o una lesión por querer completar la ruta a toda costa.

Esta experiencia me enseñó a no dar por hecho na. Si estás planeando una salida en la naturaleza durante estos meses fríos, asegúrate de estar bien preparado. Y, como siempre, sigue atento al blog de Beback i nuestras redes sociales para más historias y consejos que te ayuden a disfrutar de la montaña sin sorpresas desagradables.

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